La cinta gira en torno a la vida y rutina diaria de un limpiador de aseos públicos de Tokio, un hombre callado y enigmático, del que prácticamente no sabemos nada, pero que se levanta cada día con una sonrisa cuando ve los primeros rayos de sol, al que le gusta la fotografía, que lee cada noche algún libro de escritores reconocidos antes de acostarse y que escucha en viejas cassettes canciones de Lou Reed, The Kinks, Van Morrison o Patti Smith. Prácticamente sin palabras, sólo con los cambios en el rostro del protagonista, podemos casi ir descifrando y sintiendo cada una de sus emociones, refrendadas por las letras de las canciones que elige mientras pasea al espectador por Tokio en su furgoneta. Una belleza.